martes, julio 18, 2006

Creer me da miedo

Estos días he recuperado una de mis viejas teorías, lo que podríamos llamar filosofía de baratillo.

¿No os da miedo creer en un dios? A mí sí. Es terrible, la misma idea de su existencia me pone enfermo, en cierto modo. Y no por haber abandonado a sus criaturas, ni por haber tratado a su creación como simples juguetes (¿Qué tiene de guay crear seres humanos, y luego condenarlos simplemente porque actúan como seres humanos?*)

Lo verdaderamente terrible no es eso. Son sus atributos.

Se supone que dios, además de omnipotente y ubicuo es omnisciente. Eso significa que lo sabe todo. Lo que pasó ayer. Lo que está pasando ahora. Lo que pasará mañana. Si eso fuera cierto, estaríamos predestinados. En algún lado estaría escrito que yo escriba esto ahora. O que yo consiga un trabajo o no. O que un humano mate a otro. Y lo peor de esto, no es la no-existencia del libre albedrío. Lo peor es que, al no existir el libre albedrío (la verdadera esencia del ser humano), no podríamos castigar ni recompensar a nadie. El que invente la cura contra el cáncer, sólo será un peón. El terrorista que haga explotar un avión, será lo mismo.

No podríamos culpar a nadie de nada. No podríamos felicitar a nadie tampoco. Si estamos predestinados, no tenemos control sobre nuestras acciones.

* Frase sacada del fabuloso libro 'Good Omens' (Buenos presagios), de Terry Pratchett y Neil Gaiman.